Rosario Weiss

Rosario Weiss, Voz propia

Por Teresa Calvo

María del Rosario Weiss Zorrilla

(Madrid, 2 de octubre de 1814 – 31 de julio de 1843)

A mediados del siglo XX, un estudioso del arte demostró que setenta y siete dibujos custodiados por la Hispanic Society de América atribuidos durante años al pintor Francisco de Goya eran en realidad obras pintadas por una de sus más geniales alumnas, Rosario Weiss.

«Alegoría de la atención (autorretrato)» (1842)

Hija de Isidoro Weiss, hijo de un comerciante de joyería de origen alemán, y de Leocadia Zorrilla Galarza, hija de comerciantes y emparentada con la familia política del hijo de Goya.

 

Tras separarse de su marido, la madre de Rosario se instaló en la Quinta de Sordo, la casa de Goya a las afueras de Madrid.

 

Era el ama de llaves del pintor y vivió allí con sus dos hijos menores entre 1820 y 1824.

La niña, que desde joven ya demostró aptitudes para el dibujo, tuvo un maestro de excepción casi desde la cuna, pues el aragonés le enseñaba al tiempo que la niña aprendía a leer, cómo dibujar o incluso la manera de completar dibujos que él había iniciado.

‘Mujeres lavando’ de Rosario Weiss y Francisco de Goya

En 1824 se exilian a Burdeos junto a Goya, donde la familia permaneció hasta 1833.

 

En Burdeos entra en la escuela pública de dibujo que Pierre Lacour (1778-1859) dirigía en la ciudad. Su formación francesa cambio la expresividad de sus primeros pasos junto a Goya, dirigiéndolos hacia el trazo preciso, limpio y ordenado que entonces predominaba en Francia, a la manera de Ingres.

 

De vuelta a Madrid en 1833, tras haber fallecido Goya en 1828, y con bastantes penurias económicas, se dedica a copiar obras del Museo del Prado y de la Real Academia de San Fernando.

Desde su regreso a España estuvo ligada a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, participando en exposiciones y en 1838 solicita ser académica de pintura, cuyo nombramiento se efectúa en 1840.

 

Este nombramiento de académica de mérito le debió de ayudar en su solicitud al puesto de Maestra de Dibujo de Isabel II y su hermana la infanta Luisa Fernanda, que le fue concedido en 1842, y que mantuvo hasta su prematura muerte, con 28 años.

 

Escribir sobre Rosario Weiss inevitablemente nos lleva a hacerlo también de su maestro primero, su mentor y quizá su padre, Francisco de Goya.

 

Pero quedarnos en esa poderosa influencia, que evidentemente fue muy importante en la vida de esta artista, es menospreciar en cierta medida toda su trayectoria, su precocidad en el arte bien ejecutado, su esfuerzo por aprender, por mejorar su técnica y por tener un lugar entre los artistas, exclusivamente masculinos de mediados del siglo XIX.

Pese a ser mujer y artista en ese momento histórico, pudo vivir de su talento, brillante litógrafa y dibujante, en un momento en el que muy pocas mujeres recibían la consideración de artista, en cualquier caso, más allá de sus influencias, que también tendrían los artistas masculinos.

 

Rosario Weiss tiene una voz propia dentro del arte del siglo XIX, que nos habla con su genio a través de sus dibujos, esperamos que se la oiga.

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