Como hombre…

Ojos ocasos observan lo mundano
en la lejanía desde que ardía lo profano,
como en la antagónica dicotomía
dos espectros neutrales yacían.
El primero nunca se equivoca
y el perdón jamás brota de su boca.
Emocionalmente más pétreo que roca,
solo rabia y cólera su psique enfoca.
Violencia emana por sus poros
y de opresión un rastro le sigue.
Todos de la mano cantan a coro:
‘’El feminismo nos persigue’’.
No es una persecución,
es liberación lo que se consigue.
Quiero salir de mi condena,
como hombre sentir sin cadenas.
Empatía, ser endeble, sentir pena.
Ser príncipe azul en mi mente no resuena.
Ni valiente, ni fuerte, ni seguro;
entrega tu privilegio en pos de revertir
esta injusta balanza de presente oscuro
y decidir visibilizar a fin de poseer futuro.
Nosotros, machitos, a aguantar con sorna
como el hacha feminista les retorna
lo que siempre fue una disímil forma
y como el desnivel creado se transforma.  

Por Cristian Diallo