Josefina de la Torre

Poetisa, novelista, cantante lírica y actriz

España 1907 – 2002

Josefina de la Torre Millares (Las Palmas de Gran Canaria, 1907 − Madrid, 12 de julio de 2002) fue una poetisa, novelista, cantante lírica y actriz española vinculada a la Generación del 27 y la corriente vanguardista hispánica de la primera mitad del siglo XX.

 

Fue la menor de seis hermanos, nacidos en el seno de la familia formada por Bernardo de la Torre (hombre de negocios muy comprometido con el desarrollo de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria) y Francisca Millares Cubas (hija del historiador, novelista y músico Agustín Millares Torres) dedicada por entero a las artes. Por ello no es de extrañar que su temperamento artístico estuviera marcado por distintos ámbitos, principalmente la música, la poesía y la interpretación dramática. Su introductor en el terreno musical fue su tío, el barítono Néstor de la Torre Comminges, intérprete de amplia trayectoria en Canarias.

 

De la Torre comenzó a escribir poesía a los ocho años, en 1915, cuando compuso unos versos dedicados al poeta modernista canario Alonso Quesada, aunque un año antes ya había escrito un poema de homenaje a Benito Pérez Galdós, y a los 13 comenzó a publicar en revistas.​ La influencia de su hermano Claudio, novelista y dramaturgo en auge en aquel momento, y Premio Nacional de Literatura en 1924, fue muy importante para su iniciación en el campo de la literatura y también de la representación teatral. Así en 1927, creó en su casa de Las Canteras el llamado Teatro Mínimo que dirigía su hermano Claudio. De hecho, le acompañó a recoger el Premio Nacional de Literatura y así entró en contacto con diversos escritores de la capital de España.

 

De este encuentro, empezó a relacionarse con el escritor Pedro Salinas (quien escribirá el prólogo de su primer poemario, Versos y estampas, escrito en 1927, que evocaba una infancia isleña en versos de arte menor y en poemas en prosa de influencia juanramoniana.) Salinas acuñó la definición de «muchacha-isla» para referirse a las resonancias marcadamente insulares de la poética de Josefina, las cuales con el tiempo se convertirían en el rasgo diferenciador de su poesía, dentro del conjunto de la Generación del 27, que comprendía entre otros a​ Federico García Lorca, Rafael Alberti, Ernestina de Champourcin y otros intelectuales de la madrileña Residencia de Estudiantes. De estos y otros escritores vinculados a la Generación del 27 recibe una notable influencia. Su poesía está impregnada de los principios poéticos de dicha Generación: sencillez formal, lirismo interior y cercanía al lenguaje popular.

 

Durante sus largas estancias en Madrid, aprovecha para perfeccionar sus estudios de canto en la escuela de Dahmen Chao, donde culmina su formación como soprano.

 

Su siguiente libro fue Poemas en la isla publicado en 1930,​ y en el que continuaba con una poesía ligera, estilizada.​ En 1934, junto con Ernestina de Champourcin son las dos únicas mujeres cuyos poemas son incluidos por Gerardo Diego en su Antología de la Poesía Española (Contemporáneos), de 1934.

En 1934 comienza a trabajar como actriz de doblaje (de Marlene Dietrich) para la Paramount en Joinville, Francia; es entonces cuando coincide con su viejo amigo, Luis Buñuel, con quien trabaja en doblaje, bajo las órdenes de Claudio de la Torre, que se dedicaba a adaptar guiones y dirigir los doblajes, así en la película Miss Fanes’s Baby is Stolen (Un secuestro sensacional), de Alexander Hall, estrenada en España en 1935.

 

En 1935 regresa a Madrid, donde instala su residencia, en un momento de su carrera en el que se quiere dedicar de lleno a comenzar su carrera como soprano.​ Es ahora cuando desarrolla plenamente su vocación musical y teatral. A partir de entonces cosecha numerosos éxitos. En febrero de 1935 da un concierto, acompañada al piano por Cipriano Rivas Cherif, en el Teatro María Guerrero que se anuncia como «Concierto de 1900».​

 

Otros escenarios recogieron la huella de Josefina de la Torre Millares como cantante: el Lyceum Femenino, el Instituto San Isidro de Madrid, el Monumental Cinema o la Residencia de Estudiantes de Madrid.

 

Fue en este último escenario donde, en 1936, ofreció un memorable recital interpretando canciones de Fauré, Debussy, Esplá, Saint-Saëns…; poniendo de manifiesto la versatilidad de su voz y sólida formación, lo que queda demostrado al ingresar en la Orquesta Sinfónica de Madrid, donde llegó a ser solista, y en la compañía de zarzuelas del maestro Sorozábal.  ​Además de intérprete, Josefina de la Torre Millares compuso sus propias partituras. La más conocida lleva por título Puerto de mar.

 

Durante la guerra civil volvió a su ciudad natal. Allí publicaría sus primeras novelas, algunas con estructura cinematográfica, bajo el seudónimo Laura de Cominges (segundo apellido, éste, de su padre). en la colección La Novela Ideal, creación suya. Eran folletines que contaban historias de evasión. Gracias a esta iniciativa consiguieron el sustento económico difícil tras la guerra.

 

Entre 1940 y 1945, ya de vuelta en Madrid, realiza trabajos no sólo como actriz, sino como ayudante de dirección, guionista y columnista de la revista cinematográfica Primer Plano (en cuya portada aparece en dos ocasiones). También participó como actriz en radionovelas, en Radio Nacional, y llegó a adquirir notoriedad como actriz durante los años cuarenta, en los que participó en varias películas con directores como Edgar Neville.

Su primer papel importante fue en la película Primer amor, dirigida por Claudio de la Torre. A ésta le siguen: La blanca paloma (Claudio de la Torre); Y tú, ¿quién eres?, (Julio de Fletchner); Misterio en la marisma (Claudio de la Torre); El camino del amor (José María Castellví); Una herencia en París (Miguel Pereyra) y La vida en un hilo, su último trabajo (Edgar Neville), junto a Conchita Montes y Rafael Durán. Años más tarde publicará Memorias de una estrella, novela en la que narra la historia de una actriz que abandona el cine en pleno éxito.

 

Formó parte de la compañía del teatro María Guerrero, donde acabaría siendo primera actriz desde 1940 debutando con la obra La rabia, libreto que se basaba en la obra La cena del Rey Baltasar, original de Pedro Calderón de la Barca, y dirigida por Luis Escobar.​

 

 

En 1944 entra a formar parte del grupo de actores y actrices del Teatro invisible de RNE, donde permanece hasta 1957, momento en el que pasa a trabajar en La Voz de Madrid.

 

Dedicada de lleno al teatro, en 1946 funda su propia compañía de comedias (Compañía de Comedias Josefina de la Torre), junto a su marido, el también actor Ramón Corroto, y siendo director artístico su hermano Claudio de la Torre. La compañía lleva a escena una quincena de obras, entre otras: El caso de la mujer asesinadita, de Miguel Mihura, o Casa de muñecas, de Henrik Ibsen. En los años sesenta llegó a participar en la primera versión española del musical Sonrisas y lágrimas. También trabajó, hasta 1958 para otras compañías de teatro como Dido Pequeño Teatro, T.O.A.R. , el Teatro Nacional María Guerrero y Ensayo del Teatro Español​ y las compañías de Amparo Soler Leal, Nuria Espert, María Fernanda D’Ocon y Vicente Parra.​ Su última intervención como actriz fue en la conocida serie de Televisión Española Anillos de oro (1983).

 

Durante el largo periodo franquista Josefina de la Torre no publica más que un libro de versos, Marzo incompleto, publicado en 1968,​ en él la evocación del paraíso infantil y del paisaje atlántico se sustituye por una concienciación del paso del tiempo y del deterioro vital que comporta.

 

En 1954 publicó dos novelas: Memorias de una estrella y En el umbral. En 1988 publica Medida del tiempo, recogido este último en la Antología sobre su obra que publica Lázaro Santana en la colección Biblioteca Básica Canaria en 1989. Durante los años ochenta, Josefina de la Torre Millares escribe el poemario Él, manuscrito e inédito.

 

Obra literaria

 

Aunque de una gran calidad literaria su producción escrita es escasa. Ella es una mujer vanguardista, polifacética, cosmopolita, activa, deportista y conductora de su propio automóvil. Para Josefina de la Torre su poesía está unida a sus recuerdos, su infancia, su isla y todo su mundo interior. Así su obra se centra en temas como la infancia, la muerte y la soledad, pero entre todos destaca uno en especial: el paisaje insular, el mar y la playa, dentro de la tradición poética canaria. La nostalgia y melancolía que desprenden sus poemas es por estar escritos desde Madrid, lejos de su tierra natal.

Sus cuatro libros de poesía son un diario íntimo y personal, en los que se ve una evolución consecuente con la evolución personal de la autora. En los dos primeros, Versos y estampas (1927) y Poemas de la isla (1930) impera un optimismo vital cuyos protagonistas son las Islas Canarias y su infancia. Mientras en el primero utiliza un lenguaje sencillo, en el segundo evoca sentimientos, sensaciones y recuerdos a través de imágenes y símbolos llenos de contrastes; es un estilo más vanguardista y surrealista. Sigue usando el verso libre pero usa constantemente paralelismos y anáforas para conseguir el ritmo. También utiliza figuras del creacionismo, del futurismo y el ultraísmo. En su tercer libro Marzo incompleto (1968) aunque publicado en la revista Azor en 1933, tiene un tono más íntimo y, a veces doloroso. El tema principal es la maternidad que no le llega. Su último libro, Medida del tiempo, permanece inédito hasta 1989 en que se publican sus obras completas, Poemas de la vida. Hay poemas escritos desde 1940 hasta 1980, cuando muere su esposo. Es una compilación de toda su poesía llena de recuerdos y añoranza. Alterna el estilo vanguardista con sonetos a la manera clásica.10​ En los versos inaugurales de este libro se añora aquella época de versos y música compartidos con sus compañeros de generación, que la guerra dispersó para siempre:

Rincón literario: Homenaje a las mujeres de la Generación del 27.

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