Luisa Carnés

Sin lograr nunca volver a su país

Luisa Genoveva Carnés Caballero

Pseudónimo: Clarita Montes

Madrid (1905) y murió en México DF (1964)

Una de las más importantes narradoras de la generación del 27, voz imprescindible de la novela social de la preguerra.

Esta escritora pertenece a la reducida nómina de intelectuales que se abrieron camino por su propio esfuerzo, sin poder contar con la ayuda de un entorno social acomodado o culto; nació en el centro de Madrid en 1905, en una casa humilde de clase media baja, en la que su familia vivió algunos años, antes de mudarse a una vivienda más barata en el barrio de Chamberí.

 

Para contribuir al presupuesto familiar algo escaso – su padre era barbero – la madre, que había sido sastra antes de casarse, lavaba y planchaba ropa ajena en su domicilio. La niñez de la escritora estuvo condicionada por la situación económica de su familia: a los once años dejó el colegio religioso de las Hijas de Cristo, al que había asistido hasta entonces, y empezó a trabajar.

El primer empleo lo desempeñó en un taller de sombrerería regentado por una hermana de su madre y nunca olvidaría las duras condiciones laborales a las que estaban sometidas las jóvenes obreras. Frente a las inevitables frustraciones de una vida de duro trabajo, la niña encontró un refugio en la lectura.

 

Como ella misma declara en una entrevista publicada en 1930, el amor a los libros mal se compaginaba con las estrecheces económicas: la joven Luisa leía, por lo tanto, sobre todo folletones publicados en los periódicos y novelas baratas.

 

Sin embargo, por este camino se fue acercando a autores importantes, en especial a los novelistas rusos – Tolstoi y Dostoievski – cuya influencia se percibe en sus primeras obras.

Su primer cuento parece que data de 1923: en la página escrita Luisa vierte las experiencias y los encuentros humanos que quedan grabados en su ánimo gracias a una extraordinaria capacidad de observación.

 

Después de haber pasado un tiempo trabajando en una pastelería, en 1928 consiguió un empleo como oficinista en la Compañía Iberoamericana de Publicaciones (CIAP), importante empresa editorial.

 

Este nuevo puesto le permitió el acceso a un entorno social más acorde con sus aspiraciones; conoció a autores y editores y tuvo la oportunidad de dar a leer sus escritos haciendo conocer sus dotes literarias.

 

En 1928 publicó su primer libro, Peregrinos de Calvario, que reúne tres novelas cortas en las que la crítica, que recibió favorablemente la obra, puso de relieve las huellas de Dostoievski y la sensibilidad de la escritora.

Alentada por el éxito, Luisa Carnés publicó, en 1930, Natacha: esta novela, cuyo título es un homenaje al escritor ruso, tiene como protagonista a una muchacha trabajadora que lucha para salir de la pobreza.

 

También en este caso la obra tuvo buena prensa y proporcionó nuevas oportunidades a la joven escritora.

 

En la CIAP, Luisa Carnés estableció una intensa relación con el pintor, diseñador y escenógrafo Ramón Puyol: este artista, considerado uno de los mejores dibujantes españoles de la época, estaba vinculado al PCE y colaboraba habitualmente con la prensa del partido.

 

Gracias a su relación con Puyol la escritora se conectó con un ambiente de intelectuales de ideas avanzadas que se sentía protagonista de un momento de cambios fundamentales para la sociedad española.

En 1930 comenzó a colaborar como periodista en Estampa, periódico semanal de gran éxito y destacan sus entrevistas y reportajes; en 1931 nació su único hijo, Ramón.

 

La necesidad de cuidar al niño, y tal vez también las dificultades económicas en las que se encontraba la CIAP, pueden ser las razones por las que Luisa se trasladó a Algeciras, ciudad de la familia de Puyol, donde permaneció por aproximadamente dos años; a pesar del alejamiento de Madrid, la escritora siguió colaborando con la prensa enviando artículos y cuentos; escribió la novela, inédita, Olor de santidad.

 

En este periodo, Luisa Carnés demostró su interés por los problemas sociales y por las condiciones de las clases menos favorecidas, que serían en adelante una constante de su labor periodística.

En 1934 publicó Tea Rooms. Mujeres obreras en la que, relatando la vida de unas camareras en un salón de té, re elabora indudablemente sus experiencias personales a la luz de una aguda conciencia de las dificultades que condicionan la vida de las mujeres obreras, desfavorecidas en sus posibilidades de emancipación con respecto a las que pertenecen a clases acomodadas.

A partir de este mismo año la escritora se dedicó a la actividad periodística como redactora de Estampa. Entre 1935 y 1936 tuvieron lugar dos acontecimientos importantes para la vida de Luisa Carnés: se separó de su compañero Ramón Puyol y se aproximó al PCE. A pesar de que nunca asumió posiciones de primer plano, su colaboración con el partido fue constante: fue también miembro de la Alianza de Intelectuales Antifascistas para la Defensa de la Cultura.

Al estallar la Guerra Civil siguió escribiendo para Estampa y Ahora (diario del mismo grupo editorial) pero colaboró también con la prensa del PCE; publicó en Mundo Obrero y más adelante en Altavoz del Frente, principal órgano de propaganda del Partido Comunista.

En octubre de 1936 estrenó una obra teatral Así empezó, que es un claro ejemplo del “teatro de urgencia” que tenía como objetivo sostener a las fuerzas republicanas.

 

Cuando la redacción de Mundo Obrero se trasladó a Valencia, Luisa la siguió hasta esta ciudad donde este periódico cesó sus publicaciones dando vida, con la misma redacción, al diario Frente Rojo: también en este periódico encontramos artículos de esta escritora, a veces firmados con seudónimo. En esta etapa de su vida estableció una relación sentimental con el escritor y poeta Juan Rejano que continuará hasta la muerte de la escritora.

En 1937, junto con otros intelectuales y políticos, Luisa Carnés se trasladó a Barcelona y finalmente en enero de 1939 cruzó la frontera francesa.

Comienza un periodo de incertidumbre y sufrimientos común al de muchos republicanos; internada en un campo para refugiados, consiguió liberarse gracias a la intervención de Margarita Nelken y llegó a París, donde se reunió con su hijo y donde tramitó los permisos para trasladarse a México.

 

Por fin logró embarcarse en mayo de 1939; después de una etapa en Nueva York, la escritora llegó a Ciudad de México donde, el mes siguiente, se reunió con ella Juan Rejano.

 

Los dos escritores se incorporaron en el periodismo mexicano colaborando principalmente con los periódicos La Prensa, El Nacional y Novedades; en estos mismos diarios se publicaron algunos cuentos ambientados durante la Guerra Civil o en México.

En el exilio Luisa Carnés trabajó incansablemente, escribió muchas obras y publicó algunas: en 1945 salió una biografía, Rosalía de Castro; entre 1940 y 1960 escribió decenas de cuentos publicados en la prensa; en 1956 vio la luz una novela, Juan Caballero, ambientada en la posguerra española, centrada en un episodio de la guerrilla republicana contra el franquismo.

 

A partir de 1961 la escritora fue dejando de lado su actividad periodística y se dedicó principalmente a sus obras de creación, muchas de las cuales siguen permaneciendo inéditas. En el ámbito del periodismo a partir de 1950 dirigió Mujeres Españolas, boletín de la Unión de Mujeres Españolas de México, en el que aborda principalmente el tema de la condición de de mujer y de la situación política española.

 

En 2002 se publicó la novela, inédita, El eslabón perdido, en la que la autora trata de las relaciones entre los exiliados republicanos y la generación de los hijos, nacidos o educados en el país que los ha acogido.

No hay que descuidar su producción dramática que confirma la absoluta fidelidad de Luisa Carnés a su compromiso social y político: en México escribió Los bancos del Prado, texto cuyo tema es la protesta de los ciudadanos madrileños contra los acuerdos firmados en 1953 entre España y Estados Unidos; en otra obra teatral, Los vendedores de miedo, afrontó el tema del debate ético relativo a la investigación y financiación de armas químicas de destrucción.

 

Sin lograr nunca volver a su país, su trayectoria vital acabó de manera abrupta en 1964, muriendo, a los cincuenta y nueve años de edad, por un accidente de automóvil.

 

Fuente: Margherita Bernard

Homenaje

En la sede central del Cervantes

Artículos

‘Tea Rooms’ recupera la mirada lúcida de una de las más importantes narradoras de la generación del 27, voz imprescindible de la novela social de la preguerra.

‘El texto describe la importancia del compromiso político y social presente en la obra escrita de Luisa Carnés. Su producción dramática se vinculó inicialmente con el teatro de urgencia, en apoyo del régimen republicano, y con la democracia, el pueblo español y la sociedad mexicana, que acogió a los exiliados republicanos españoles.

Volver a :