Orquesta femenina Zohra

Primera orquesta femenina de mujeres de Afganistán

NEGIN KHPALWAK (1997)

 

Había doble limitación para Negin Khpalwak mientras crecía en Kunar, en Afganistán; ella siempre amó la música, pero siendo mujer no podía tocarla, porque estaba prohibido bajo el régimen Talibán. Y, además, es parte de la tribu Pashtun de su país, que incluso cuando lo talibanes se fueron, tampoco le permitía a mujeres o a hombres dedicarse a los instrumentos.

Así que aún siendo una niña, Negin comenzó a aprender música en secreto, con instrumentos tradicionales asiáticos como el sarod. Su padre se enteró y la apoyo, aunque todo el resto de la familia no debía saberlo; cuando lo hicieron estaban en contra. Sus tíos, de hecho, la tuvieron cautiva seis meses en su hogar, sin poder volver al colegio, porque las niñas deben estar en la casa en su cultura. Entonces, con nueve años, su padre la envió a un orfanato en Kabul, donde podía educarse y donde sí pudo por fin practicar música. Cuando Negin ha vuelto a casa de visita, recibe por esto amenazas de muerte. A los 13 años, postuló para ser parte del Instituto Nacional de Música de Afganistán, y quedó.

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Marzia Anwari ha sido amenazada por los talibanes por pertenecer a la primera orquesta femenina de Afganistán, pero la adolescente continua luchando por hacer lo que ama en un país conservador y devastado por la guerra, donde ser mujer y músico trae consigo amenazas de muerte.

Anwari es parte de la orquesta femenina Zohra, que se ha convertido en un símbolo de libertad e inspiración para las niñas que desean seguir su carrera musical en un país cuyo legado en la música profesional fue enterrado por cuatro décadas de conflicto.

Los insurgentes han amenazado constantemente a sus padres para que se retire de la orquesta porque, según ellos, «la música es haram (prohibida) en el Islam», relata a Efe la joven de 16 años. Seguir leyendo

 

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