Mujer sin “M” de Madre

Por Paula Quintero

No ser madres no nos hace menos mujeres. Según índices europeos, el 10% de las mujeres en Europa no quieren ser madres. ¿Estaremos locas? ¿Seremos egoístas? ¿Dónde queda el incuestionable “instinto maternal?”

 

Ya no somos lo que querían que fuésemos ni nunca lo seremos. Hablar sobre la idea de no querer tener hijos supone un esfuerzo añadido para algunas personas; por una parte, para nosotras que sufrimos el estigma y por otra, para quienes conciben la maternidad como la realización de la mujer.

 

A lo largo de nuestra vida, las mujeres somos sometidas a juicios por tomar nuestras propias decisiones sobre nuestra vida, nuestro cuerpo o nuestro entorno y rescindir de la maternidad es ejemplo de ello.

 

En todas las etapas de nuestra vida, las preguntas de familiares, amigos e incluso de desconocidos acerca de nuestra vida personal nos acorralan intentando invadir nuestra conciencia; preguntas hechas o no desde la ignorancia y el desconocimiento que, tras nuestra respuesta, están acompañadas de repelentes comentarios y opiniones que generalmente no hemos pedido; “¿te gusta algún niño del cole?”, “¿ya tienes novio?”, “¿cuántos hijos vas a tener?”,”¿cuándo vas a casarte?”, “¿y los niños para cuando?”

 

Cuando los incompetentes oídos de estas personas estancadas en el siglo XV no son saciados con lo que quieren escuchar, pueden pasar varias cosas (incluso sucesivamente): que te miren con pena porque piensan que ese deseo está relacionado directamente con no poder ser madre o que te disparen dardos envenenados que invaliden tu posición y tus decisiones, afectando precipitadamente a nuestra autoestima.

 

“Seguro que cambias de idea y más adelante querrás”, “ser madre es lo mejor que le puede pasar a una mujer”, “¿quién te va a cuidar entonces cuando seas mayor?”, “si no tienes hijos, no vas a ser una mujer completa”, “eso es muy egoísta por tu parte”.

 

Según el estudio de P.H. Jamison Some assumed characteristics of voluntarily childfree women and men, las mujeres que deciden no procrear son vistas como “mujeres egoístas y atípicas”, mientras que otras investigaciones arrojan datos reveladores, como la realizada por K.E. Kiernan Who remains childless?, donde se concluye que el estilo de vida de las mujeres que deciden no ser madres está libre de la frustración, la preocupación y los malestares emocionales de quienes sí tienen hijos.

 

Lo que está claro es que la maternidad no debe ser una obligación o una imposición para la mujer, sino una elección de la que no tenemos que estar dando explicaciones.

 

Cada mujer es un mundo y tiene sus razones y la capacidad suficiente para querer ser más que un constructo social; desde la imposibilidad de ser madre biológicamente y no querer someterse a tratamientos de fertilización, pasando por no tener estabilidad profesional o emocional, dar prioridad a otras necesidades en tu vida hasta simplemente no querer ser madre sin motivos secundarios. Nosotras somos dueñas de nuestra vida y de nuestro cuerpo, no somos úteros con patas; ser mujer es mucho más que reproducirse.

 

Será porque ahora somos libres; será porque ahora sí que somos mujeres.

 

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