Ada Lovelace

La primera programadora de la historia

Augusta Ada King, Condesa de Lovelace

(Londres, 1815 – Londres 1952)

Matemática, informática y escritora británica, célebre sobre todo por su trabajo acerca de la calculadora de uso general de Charles Babbage, la denominada máquina analítica. Entre sus notas sobre la máquina, se encuentra lo que se reconoce hoy como el primer algoritmo destinado a ser procesado por una máquina, por lo que se la considera como la primera programadora de ordenadores.

Dedujo y previó la capacidad de los ordenadores para ir más allá de los simples cálculos de números, mientras que otros, incluido el propio Babbage, se centraron únicamente en estas capacidades.

Su madre, Anne Isabella Noel Byron, fue matemática y activista política y social.​ Su padre fue el conocido poeta George Byron.

Su posición social y su educación la llevaron a conocer a científicos importantes como Andrew Crosse, Sir David Brewster, Charles Wheatstone, Michael Faraday y al novelista Charles Dickens, relaciones que aprovechó para llegar más lejos en su educación. Entre estas relaciones se encuentra Mary Somerville, que fue su tutora durante un tiempo, además de amiga y estímulo intelectual. Ada Byron se refería a sí misma como una científica poetisa y como analista (y metafísica).

A una edad temprana, su talento matemático la condujo a una relación de amistad prolongada con el matemático inglés Charles Babbage, y concretamente con la obra de Babbage sobre la máquina analítica. Entre 1842 y 1843, tradujo un artículo del ingeniero militar italiano Luigi Menabrea sobre la máquina, que complementó con un amplio conjunto de notas propias, denominado simplemente Notas. Estas notas contienen lo que se considera como el primer programa de ordenador, esto es, un algoritmo codificado para que una máquina lo procese. Las notas de Lovelace son importantes en la historia de la computación.

Ada Lovelace era la única hija legítima de Anna Isabella y del poeta Lord Byron.​ Nació el domingo 10 de diciembre de 1815. El 5 de enero del año siguiente, a causa de las desavenencias con su marido, su madre abandonó el hogar llevándosela con ella mientras Byron dormía. Annabella se instaló con Ada en una casa que tenían sus padres en Seaham, Durham. El 25 de abril de 1816 su padre abandonó Inglaterra huyendo de sus acreedores y del escándalo que se cernía sobre él por los rumores de incesto. Meses más tarde, Annabella presentó una demanda de separación. Durante los ocho años que Lord Byron estuvo fuera de su país hasta su muerte escribía con frecuencia a Augusta y preguntaba por la hija de ambos.

 

Lady Byron quería darle una educación esmerada a su hija, muy parecida a la que ella misma había recibido, pero más exigente. Ada no se podía relacionar con otros niños sin la previa aprobación de su madre, por lo que la mayor parte de su infancia la pasó sola o con adultos. Su educación empezó cuando era muy pequeña; a los cuatro años ya tenía preceptores e institutrices. A los ocho años (en 1824) la jornada normal de Ada comenzaba con clase de música a las 10.00 de la mañana, a las 11.15 tocaba lectura de francés, a las 11.30 clase de aritmética, a las 13.30 hacía deberes, a las 15.15 música otra vez y a las 16.30 finalizaba con ejercicios de francés. Lady Byron le impuso una disciplina estricta basada en un sistema de recompensas y castigos, y también buscando el estímulo intelectual con lecturas y relaciones con intelectuales. Puso mucho empeño en que su hija aprendiera matemáticas, disciplina que ella misma practicaba. En este contexto, Ada conoce a la matemática y científica escocesa Mary Somerville, que durante un tiempo fue su tutora. Somerville, en tanto que mujer ciéntifica, se convierte en un importante estímulo y gran influencia en su vida, y además de compartir aficiones científicas existe entre ellas una gran complicidad.

A medida que Ada se iba haciendo mayor, su madre pasaba temporadas fuera de casa, en balnearios o en el campo.

Tuvo mala salud, sufrió muchas de las infecciones infantiles y le dolía la cabeza frecuentemente. A los siete años contrajo una enfermedad grave, que la mantuvo postrada durante meses. A los catorce quedó paralítica de las piernas debido a un sarampión, lo cual hizo que dedicara largas horas al estudio y a la lectura.

Cuando Ada tenía 8 años se conoció la muerte de su padre en Grecia, en abril de 1824. Lady Byron se interesó por estrechar lazos con su familia política. El nuevo y sexto lord Byron mantuvo una buena relación con Annabella; este tenía un hijo pequeño un año menor que Ada. Annabella indujo a Ada a escribir una carta a su primo con la esperanza de unir de nuevo a la familia.

En junio de 1826, Ada, que entonces tenía diez años, viajó por primera vez fuera de Inglaterra. Partió con todo un grupo (en los que se incluía su madre) y el viaje duró 15 meses, durante los cuales Ada disfrutó de todo lo nuevo que veían sus ojos, de todo lo que escuchaba, descubría, etc. En el otoño de 1827 acabó su viaje y se instalaron directamente en Bifrons, una mansión de campo muy alejada de la ciudad. En ese palacio no ocurría nada del interés de Ada; además su madre estaba frecuentemente fuera de casa, así que la niña se dedicaba a estudiar y a dejar volar su imaginación. Ese mismo año Ada empezó su formación en matemáticas. A los once años estaba obsesionada con la idea de volar; estaba decidida a inventar una máquina que le permitiera moverse por el aire. Pasó años estudiando la anatomía de las aves y creando bocetos de su soñado proyecto.

A principios de 1829 contrajo una enfermedad grave, posiblemente sarampión, que le causó parálisis en las piernas y la obligó a guardar cama hasta mediados de 1832. Ese periodo la marcó profundamente, pero siguió estudiando. El año de su recuperación se mudó con su madre a Fordhook Manor, una mansión situada en Ealing, una aldea a 12 km del centro de Londres, muy popular entre la aristocracia londinense. Durante este tiempo Ada vivió su primer romance; se enamoró de un joven, hijo de John Hamble, que la ayudaba con los estudios dos horas al día. Vivieron su historia de amor en secreto durante algún tiempo, pero cuando lady Byron se enteró prohibió al joven entrar en su casa y relacionarse con su hija.

El año que cumplía dieciocho años, Ada empezó a asistir a las fiestas de la alta sociedad londinense. En uno de sus primeros eventos conoció a Charles Babbage, la única persona que compartiría su fascinación por las cuestiones de mecánica. Babbage tenía cuarenta y cuatro años en ese momento y era conocido, entre otras cosas, por el proyecto que tenía entre manos: una calculadora mecánica que funcionaba sin la ayuda de un humano, llamada la máquina diferencial.

En esos tiempos en Inglaterra se hizo famoso un avanzado artilugio, el telar de seda de Joseph Marie Jacquard, con el que ella estaba totalmente fascinada. Le maravillaba la posibilidad de idear y construir máquinas, como la de Jacquard, que permitieran al ser humano controlar procesos que anteriormente eran incontrolables o lo eran de una forma errática.

Ada y Babbage se hicieron amigos. Su relación la estimuló intelectualmente; le ayudó a avanzar en sus especulaciones sobre el cálculo hasta concebir una brillante idea: construir un telar de Jacquard aplicado a los números, o en otras palabras: una computadora.

La máquina diferencial de Babbage tenía todos los elementos que entusiasmaban a Ada, y principalmente demostraba que un día las máquinas harían posible volar. La amistad entre el científico y la joven duró toda su vida; se escribieron cartas hasta la muerte de ella.

 

En 1834 Ada se relacionaba mucho con William King, al que lady Byron había encargado guiar a su hija moralmente; también se encargó de enseñarle matemáticas. Fue durante esas clases cuando Ada se dio cuenta de que su pasión eran las matemáticas. Ya había encontrado la disciplina a la que aplicar su extraordinaria inteligencia. El verano de ese año Ada y su madre recorrieron el norte de Inglaterra, la zona industrial más importante, visitando muchas fábricas, donde pudieron ver el telar de Jacquard en funcionamiento. Durante esa época, madre e hija se relacionaban mucho con Mary Somerville, la matemática más famosa de su país.

 

Mary Somerville

 

En la primavera de 1835 Ada conoció a William, lord King. El aristócrata era de una familia muy influyente desde el punto de vista político, social, intelectual y religioso. Poseía varias propiedades importantes y el título de lord tenía más de un siglo de antigüedad, así que lady Byron aprobó su relación. El 8 de julio de 1835 se casaron, convirtiéndose ella en lady King. Su residencia pasó a ser una gran propiedad en Ockham Park (Ockham, Surrey), junto con otra en el Fiordo de Torridon y una más en Londres. Pasó su luna de miel en la Mansión Worthy, situada en Asley Combe (Somerset), la cual había sido construida en 1799 como un refugio de caza y que el propio King amplió con motivo de su luna de miel. Posteriormente la casa se convertiría en su retiro de verano tras volver a ser ampliada.

 

El matrimonio tuvo tres hijos: Byron, el heredero, nacido el 12 de mayo de 1836; Anne Isabella (llamada Annabella, posteriormente Lady Anne Blunt), nacida el 22 de septiembre de 1837; y Ralph Gordon, nacido el 2 de julio de 1839.

 

Inmediatamente después del nacimiento de Annabella, Lady King experimentó «una dolorosa y prolongada enfermedad que tardó meses en curarse». Entre 1843 y 1844 su madre le encargó a William Benjamin Carpenter la tarea de educar a los hijos de Ada y de actuar como un «instructor moral»» para su propia hija.

 

En 1837, William King pasó de barón a vizconde de Ockham y tomó otro título, el de conde de Lovelace. A partir de ese momento, Ada siempre firmaría como Ada Lovelace.

 

En sus primeros años de matrimonio Ada fue muy feliz, pero la falta de ambición de su marido acabó cansándola, por lo que se refugió de nuevo en las matemáticas. Decidió que necesitaba buscar un buen mentor que la guiara en su trabajo intelectual y en el verano de 1840 su madre le encontró uno: el famoso matemático y lógico Augustus de Morgan. Con su ayuda, Ada progresó rápidamente, pero De Morgan tuvo un problema como profesor. Informó a lady Byron de que su hija no se contentaba con aprender las lecciones como cualquier dama; sus preguntas iban mucho más allá de lo que trataban en las clases y él no quería fomentar esa actitud. De Morgan creía (como casi toda la sociedad en esos tiempos) que las mujeres no estaban hechas para estudiar los fundamentos de las matemáticas ni de otras ciencias. Las preguntas de Ada, según él, eran impropias de una mujer. En definitiva, le inquietaba que su alumna pensase como un hombre. Pero lady Byron y lord Lovelace hicieron caso omiso de la advertencia del profesor y ella continuó con sus estudios.

 

Durante este tiempo en el que se vio obligada a compaginar su faceta de esposa y madre, el intercambio epistolar con su antigua tutora y amiga, Mary Somerville, representan un gran desahogo para Ada. En esta correspondencia Lovelace hace partícipe a su amiga de su frustración después de la maternidad y de las dificultades para continuar con sus estudios.

 

En 1841 la madre de Ada les contó a su hija y a Medora Leigh que el padre de ambas era el propio Lord Byron, y el 27 de febrero Ada le escribió a su madre: «no estoy ni siquiera sorprendida. De hecho, simplemente me ha confirmado aquello de lo que, por años, no tuve la más mínima duda, pero hubiera considerado impropio por mi parte el haberle insinuado de alguna manera lo que sospechaba». Ada no culpó a su padre por la incestuosa relación sino a Augusta Leigh: «me temo que ella es inherentemente más malvada de lo que él fue nunca». Esto no evitó que la madre de Ada intentara destruir la imagen que esta tenía de su padre, sino que la llevó a hacerlo con mayor intensidad.

 

En la década de 1840 Ada protagonizó algunos escándalos, debidos, en primer lugar, a sus afectuosas relaciones con otros hombres. Mantuvo desde 1844 una relación secreta y posiblemente ilícita con el hijo de Andrew Crosse, John; se conoce con poca certeza este asunto ya que Crosse padre destruyó la mayor parte de la correspondencia después de la muerte de Ada como parte de un acuerdo legal.

 

A pesar de lo que cambió su vida después de casarse, Ada y Babbage mantuvieron su amistad; él los visitaba a ella y a su marido con frecuencia. En el otoño de 1840, Babbage volvió de su estancia en Italia preocupado por su proyecto; cada vez le parecía más difícil llegar a construir el prototipo totalmente operativo de la máquina analítica (o diferencial). No tenía suficientes recursos para financiarla, pero era optimista porque un reconocido científico italiano iba a escribir un artículo sobre su proyecto.

En 1841, Ada escribe a Babbage una carta dejando claro que está interesada en colaborar con él. A Babbage le pareció bien la idea, así ella empezó traduciendo el artículo del científico italiano, Luigi Federico Menabrea. Con la traducción del texto ella tenía dos objetivos: dar a conocer el valioso trabajo de su amigo y cumplir su sueño de alcanzar una vida intelectual que la elevase por encima de las exigencias de la maternidad y el matrimonio. Finalmente llamó a su trabajo Notas, que consistía en su propio estudio sobre la máquina analítica, y como anexo, la traducción del artículo del italiano. Babbage la asesoró, pero Ada fue enteramente la autora de ese trabajo.

 

Ada dedica gran parte de su estudio a describir con un lenguaje muy técnico cómo funcionaría la máquina analítica, pero también ofrece una serie de observaciones que dejan clara su aportación teórica. Ella distinguía con claridad entre datos y procesamiento; este pensamiento era revolucionario en su tiempo. Ada aspiraba a crear la informática, que ella llamaba la ciencia de las operaciones. Se dio cuenta de las aplicaciones prácticas de la máquina analítica y llegó incluso a vislumbrar la posibilidad de digitalizar la música con cedés y sintetizadores. Escribió en las Notas:

 

» Supongamos, por ejemplo, que las relaciones fundamentales entre los sonidos, en el arte de la armonía, fueran susceptibles de tales expresiones y adaptaciones: la máquina podría componer piezas musicales todo lo largas y complejas que se quisiera».

Ada tenía una idea clara: la máquina analítica y el telar de Jacquard vienen a hacer lo mismo. Una frase clave donde se expresa esto es:

«Puede decirse que la primera teje dibujos algebraicos, del mismo modo que el telar de Jacquard teje flores y hojas».

 

Ada expresa con claridad las tres funciones que podía cumplir el invento de Babbage: procesar fórmulas matemáticas expresadas con símbolos, hacer cálculos numéricos (su objetivo primordial) y dar resultados algebraicos en notación literal.

 

Babbage y Ada concebían la máquina analítica de manera muy distinta. Al primero no le interesaban demasiado sus consecuencias prácticas. A Ada, por el contrario, le obsesionaban las aplicaciones del invento. Ella fue la primera en intuir lo que el invento de Babbage significaba para el progreso tecnológico. Entendió que la tecnología utilizada en el telar de Jacquard y en la máquina analítica podía aplicarse a todo proceso que implicara tratar datos: de este modo abría camino a una nueva ciencia, la de la computación de la información.

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