Entrevista a Nona Perera

Nona Perera: “La ciudadanía es la que tiene que velar por su patrimonio, porque es suyo y le pertenece”

Después de casi treinta años de lucha, la montaña de Tindaya ha sido protegida de manera íntegra; un acontecimiento crucial que la Directora General de Patrimonio Cultural reconoce como un avance en la conservación de los valores y la cultura aborigen

Nona Perera

María Antonia Perera Betancor, más conocida en Canarias como Nona Perera, es toda una mujer referente en el archipiélago canario en materia de arqueología y ecofeminismo.

Actualmente Directora General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias, Nona Perera detalla en esta entrevista algunos de los momentos clave desde el comienzo de su trayectoria profesional y de su compromiso feminista, ecologista, político y con el patrimonio de Canarias. A fin de cuentas, un compromiso con la sociedad canaria.

Pregunta. Después de muchos años de lucha, la montaña de Tindaya ha sido finalmente protegida de forma íntegra por el Gobierno de Canarias. ¿Qué significa este hecho para ti?

Respuesta. Cuando iniciamos la lucha por la protección integral de la montaña, entre 1992 y 1993, no éramos consciente de que estábamos empezando la lucha más larga en materia de patrimonio y medioambiente de Canarias. En aquel entonces, parecía que estábamos condenadas al fracaso, porque estábamos luchando contra un gigante del arte, como era Eduardo Chillida. Por otra parte, estaba el Gobierno de Canarias, que no daba tregua a pesar de que, en ese mismo momento, Tindaya era la montaña más protegida en Canarias. El Gobierno estaba empeñado en perforar la montaña para crear un monumento que entendíamos que ya existía. Esos momentos fueron muy duros, pero en ningún momento desistimos. Finalmente, entre tantos esfuerzos nosotras pudimos conseguir que por orden judicial el Cabildo de Fuerteventura tuviera que delimitar la montaña, pero la delimitó de tal forma que hacía posible la obra de Chillida. Después de tantos años de lucha, me gustaría culminar la protección de la montaña de Tindaya de forma satisfactoria, sobre todo para que la ciudadanía pueda disfrutar del contenido de Tindaya lo más cercano posible a como lo creó la población aborigen.

P. Como has comentado, ha sido una tarea muy difícil, sobre todo en el aspecto político. Sin embargo, hay otros factores que afectan a que, en este caso Tindaya, esté protegida, como puede ser la responsabilidad ciudadana. ¿Consideras que esta protección institucional es suficiente o son necesarios más mecanismos de protección?

“La ciudadanía siempre ha ido por delante del Gobierno.”

R. Pienso que las dos partes son imprescindibles la una de la otra. Por mucho empeño que ponga el Gobierno en proteger la montaña si la ciudadanía decide no hacerlo, el Gobierno no lo podrá conseguir. Yo siempre le doy más fuerza a la gente, porque le reconozco mayor voluntad, potestad y autoridad antes que a la Administración. A fin de cuentas, es la ciudadanía la que tiene que velar por su patrimonio y no dejarlo en manos exclusivamente del Gobierno, entre otras muchas cosas porque es suyo y le pertenece. De todas formas, no me preocupa; la ciudadanía siempre ha ido por delante del Gobierno, como es en el caso de Tindaya.

Historia aborigen de Canarias: una asignatura pendiente

P. Con respecto a la concienciación ciudadana, es una realidad que en Canarias no se imparte temario en los colegios sobre los aborígenes canarios. ¿Qué opinas sobre que no se enseñe acerca de historia y patrimonio canario en las escuelas?

R. Muy mal. Yo creo que cualquier rasgo o materia para estudiar tiene que ser local y desde lo local, universal. Me acuerdo que tuve conocimiento de que había existido una población norteafricana en las Islas Canarias cuando ya estaba estudiando fuera, concretamente la primera vez que visité el Museo Canario. Todavía tengo la imagen de la sala de Verneau llena de cráneos. No obstante, fíjate qué importante es: el único lugar donde la población amazigh se ha desarrollado en un medio insular es Canarias, donde seis tribus diferentes poblaron siete de las ocho islas. Es un hecho muy potente y con unas enseñanzas infinitamente válidas de las cuales tenemos mucho que aprender.

P. ¿Qué punto de inflexión hubo en tu vida para vincular la arqueología con la política? Realmente, ambas ramas son servicios públicos: por una parte, le das a los canarios y canarias la posibilidad de conocer su historia y su patrimonio y, por otra, la política hace efectivo ese conocimiento y posibilita que no quede en vano lo que se lleva a cabo.

“A mí me parece que hubo un abuso de poder y fue una decisión que tuve muy clara; era una situación que no tenía que volver a suceder”.

R. Lo recuerdo con claridad: un tratamiento injusto que tuve trabajando en la Administración y llegó un punto en el que no podía mirar hacia otro lado, porque había personas con otros intereses que no eran los generales. Concretamente, hubo un momento en el que me destituyeron como jefa de departamento y todo esto por un informe que, finalmente, acabó justificando dos años de cárcel a un expresidente del Cabildo por un delito contra el patrimonio. Me obligaron a cambiar el contenido y, en lugar de negarme, saqué una copia y la deposité en la fiscalía para posibilitar la celebración del juicio. Con lo cual, a mí me parece que hubo un abuso de poder y fue una decisión que tuve muy clara; era una situación que no tenía que volver a suceder.

El doble trabajo de ser mujer

P. Eres Doctora en Prehistoria, arqueóloga, Premio Extraordinario de Doctorado y Directora General de Patrimonio Cultural de Canarias, además de haber dirigido y coordinado proyectos tanto a nivel nacional como internacional. Aun teniendo todos estos logros a tus espaldas, ¿has sentido alguna vez que tu trabajo no ha sido valorado por el hecho de ser mujer?

R. En el resultado del trabajo, no, pero sí me he sentido discriminada y con menos posibilidades por ser mujer. No es que lo asuma y me tranquilice, todo lo contrario; no lo asumo y me intranquiliza y lo combato. Soy estrictamente exigente, por ejemplo, con cuestiones del lenguaje. No quiero en ningún momento reforzar esa invisibilidad que tiene la mujer. Así como no hago un minuto de silencio por la muerte de ninguna mujer, porque entiendo que estoy aceptando una situación injusta cuando lo que me sale es no callarme. Combato el machismo, a tal punto que, si firmo un papel que ponga “el interesado” o similar, o lo tacho en rojo o no lo relleno. Me planto.

P. ¿Y esta perspectiva feminista intentas tenerla en arqueología?

R. Sí, se llama arqueología de género y en España hay colectivos de mujeres arqueólogas y feministas muy fuertes y poderosas. Cuando realizas estudios e investigas, te vas encontrando sorpresas, por ejemplo, en Fuerteventura, donde el trabajo más difícil lo hacían las llamadas lantreras, que son las mujeres que van delante apañando el ganado y las que tienen que correr más y a más distancia. Igual que en la caza: todo el trabajo que tiene la mujer; el horario incansable, la salud, la educación, la alimentación, la indumentaria… siempre ha recaído en manos de las mujeres, de ahí su poder.

P. Entonces, incluso si indagas un poco más, al final te das cuenta de que la historia no está del todo contada o, al menos, completa.

“Con esa invisibilidad te percatas que todas las historias son sesgadas”.

R. Está sesgada. Por ejemplo, justo anoche, estuve haciendo un artículo para un libro que se va a publicar sobre el Correillo de La Palma. Si mal no recuerdo, el título era algo así como “Yo también fui en el Correillo”, pues me encontré con el testimonio de tres mujeres que habían viajado en El Correillo, mientras el resto eran hombres. Quien está detrás de todo esto es una persona que ni se habrá dado cuenta, pero con esa invisibilidad te percatas que todas las historias son sesgadas, menos las que hacen las mujeres feministas que, además, no rehúyen en aportar su visión o tener como tema central la parte de los hombres.

P. ¿Qué le dirías a la Nona del pasado?

R. Qué difícil. Le pediría que estuviese más capacitada para dedicarse más tiempo.

P. ¿Y a la del futuro?

R. Que cogiera todo el tiempo.

Nona Perera, mujer, política y arqueóloga que ha otorgado a los canarios y canarias algo tan importante y valioso como es el reconocimiento de un pueblo y su historia, un legado que se encuentra oculto por el tópico turístico de las Islas Canarias.

Aunque ser mujeres no es tarea fácil, qué suerte ser mujeres y feministas de la mano de mujeres como Nona. A fin de cuentas, siempre hemos hecho historia.

Por Paula Quintero Delgado (@hierbamuda).