Julia Margaret Cameron

La mujer cuyo talento y perseverancia la convirtieron en el eterno referente

India 1815-1879

Julia Margaret Cameron (1815-1879) comenzó a fotografiar a los 48 años, cuando su hija y su yerno le regalan una cámara. “Quizá te divierta, madre, intentar hacer fotografías durante tu soledad en Freshwater”, le escriben en la nota que acompaña al regalo.

Era una anciana aterradora, bajita y achaparrada, sin la gracia y la belleza  tradicional de la familia Pattle (ese era su apellido de soltera), aunque compartía su apasionada energía y astucia. Vestida con ropa oscura, manchada con los productos químicos que usaba para hacer sus fotografías (y también con su olor), con un rostro regordete y entusiasta, ojos penetrantes y una voz ronca y un poco áspera, pero de alguna manera convincente e incluso encantadora…

Así era Julia Margaret Cameron en palabras escritas por su sobrina, Laura Gurney, que también posó como modelo para sus fotografías.

Pese a iniciarse muy tarde en la fotografía, lo cierto es que Cameron acabó convirtiéndose en una de las artistas más sobresalientes de su tiempo.

A Cameron le favoreció que en aquella época, segunda mitad del siglo XIX, la fotografía era una actividad que gozó de una especial aceptación entre las damas de sociedad, tanto que no es nada aventurado decir que ver a una mujer con una cámara acabó estando bien visto.

Sus primeros modelos fueron las personas más cercanas a ella, familiares, amigos e, incluso, miembros del servicio doméstico. También comenzó a retratar a personalidades de la época, gente a la que tenía acceso por su posición social privilegiada y por su amistad con el famoso poeta Lord Tennyson.

Su estilo era marcadamente pictorialista y la temática estaba muy ligada a la historia y la mitología, lo que hacía que, muchas veces, sus fotografías parecieran pinturas.

Cameron fue una ávida fotógrafa, trabajaba de manera entusiasta, y su objetivo no era solo ocupar su tiempo en algo, sino hacer algo que fuera realmente reseñable. Pero su trayectoria no fue un camino de rosas, recibió críticas muy duras, algunas solo por el hecho de ser mujer. La acusaban no ser creativa y de que sus desenfoques no eran otra cosa que una prueba evidente de su escaso y torpe dominio del medio.

Pocos sospechaban entonces que su obra y su estilo seguirían influyendo a muchos fotógrafos durante décadas, y que, en pleno siglo XXI, su obra sería ampliamente revisada y citada, a la vez que seguiría siendo un referente para muchos artistas.

Así y todo, el reconocimiento de su obra y de su enorme aportación a la fotografía le llegó de forma póstuma; concretamente,  20 años después de haber muerto. Referencia

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Julia Margaret Cameron. La fotografía como arte. UNED

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