Yayoi Kusama

Japón 1929 

artista japonesa. A lo largo de su carrera, ha trabajado con una gran variedad de medios incluyendo: pintura, collage, escultura, arte performance e instalaciones; la mayoría de los cuales exhiben su interés temático en la psicodelia, la repetición y los patrones.

Kusama es una precursora de los movimientos del arte pop, el minimalismo y el arte feminista e influenció a sus contemporáneos, Andy Warhol y Claes Oldenburg. ​ A pesar de haber sido olvidada después de que dejó la escena del arte neoyorquino a principios de la década de 1970, Kusama es reconocida actualmente como una de las artistas más importantes que haya salido de Japón y una voz muy importante del avant-garde.

 

Nacida en Matsumoto (Nagano) en una familia de clase media alta de comerciantes de semillas, ​ Kusama comenzó a crear arte desde una edad muy temprana, lo que la llevó a estudiar Nihonga (pinturas de estilo japonés) en Kyoto en 1948. Frustrada con este estilo japonés, ella se interesó en el avant-garde americano y europeo, montando varias exhibiciones solistas de sus pinturas en Matsumoto y Tokio durante la década de 1950. En 1957 se mudó a los Estados Unidos, estableciéndose en la ciudad de Nueva York donde produjo una serie de pinturas influenciadas por el expresionismo abstracto. Kusama cambió a la escultura y la instalación como sus medios principales y se convirtió un elemento fijo del avant-garde de Nueva York con sus trabajos expuestos al lado de Andy Warhol, Claes Oldenburg y George Segal a principios de la década de 1960 cuándo la artista se asoció al movimiento del Arte pop. Acogiendo el ascenso de la contracultura hippie de finales de los años sesenta, Kusama llamó la atención del público cuando organizó una serie de happenings en los cuales se pintaba a participantes desnudos con lunares de colores brillantes.

 

En 1973, Kusama se mudó de vuelta a Japón, donde ella encontró una escena del arte mucho más conservadora que la de Nueva York. Ella se convirtió en marchante de arte pero su negocio fracasó años después; más adelante padeció de problemas psiquiátricos y en 1977 se internó voluntariamente en un hospital, donde ella ha vivido el resto de su vida. Desde entonces, ella continúa produciendo obras de arte en diferentes medios y lanzó su carrera literaria con la publicación de varias novelas, poesía y una autobiografía.

 

El trabajo de Kusama está basado en el arte conceptual y muestra algunos atributos del feminismo, minimalismo, surrealismo, arte marginal, arte pop, y expresionismo abstracto, además de estar fusionado con contenido autobiográfico, psicológico y sexual. Kusama también es una novelista y poeta publicada, y ha creado trabajos notables en filmes y diseño de moda. Retrospectivas de gran tamaño e importancia han sido expuestas en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, el Museo Whitney de Arte Estadounidense, y el Tate Modern, mientras que en 2008 Christie’s en Nueva York vendió una de sus obras en $5.1 millones de dólares, un récord para un artista mujer con vida.

Vida temprana: 1929–1949

 

 

Nacida en Matsumoto (Nagano), fue la cuarta hija de una familia próspera y conservadora,  cuya bonanza provino de la venta de granos, ​ Kusama ha experimentado alucinaciones y pensamientos severamente obsesivos desde su niñez con tendencias suicidas. Confiesa que cuando era pequeña sufrió de abuso físico por parte de su madre.  En 1948, se fue de su hogar para entrar en la Escuela Municipal de Artes y Artesanías de Kioto, donde estudió Nihonga, un estilo riguroso desarrollado durante la Era Meiji; se graduó el año siguiente. ​ Odiaba la rigidez del sistema maestro-discípulo donde los estudiantes debían empaparse de tradición a través del sensei. «Cuando pienso en mi vida en Kyoto», ella decía, «me dan ganas de vomitar».

Éxito temprano en Japón: 1950–1958

Para 1950, Kusama representaba formas naturales abstraídas en acuarela, gouache y aceite en papel, principalmente. Ella comenzó a cubrir superficies (Paredes, pisos, lienzos y más adelante objetos del hogar y cuerpos desnudos) con lunares, los cuales se convertirían en la marca personal de su trabajo. Los vastos campos de lunares o «redes infinitas», como ella las llamaba, eran extraídas directamente de sus alucinaciones. La obra más antigua en la que incorporó estos lunares fue a la edad de diez años en un dibujo en 1939, en el cual la imagen de una mujer japonesa vestida con un kimono (se cree que es la madre de la artista) está cubierta y oculta por manchas.  Su primera serie a gran escala, algunas veces alcanzando más de 30 pies(10 metros)- de largo,  Redes Infinitas, estaban completamente cubiertas en una secuencia de redes y lunares que hacían alusión a sus alucinaciones. A principios de la década de 1960, Kusama comenzó a cubrir objetos tales como: escaleras, zapatos y sillas con protuberancias fálicas.  A pesar de la atención al detalle y lo intrínseco de sus dibujos, los terminaba rápidamente y en bulto, estableciendo un ritmo de productividad que aun mantiene. También estableció otro tipo de hábitos, como el de ser fotografiada con sus trabajos nuevos.

Desde 1963, Kusama ha continuado su serie de cuartos Espejo/Infinito. En estas instalaciones complejas, cuartos hechos a la medida se alinean con vidrios espejo y contienen pelotas de colores neón colgadas a diferentes alturas sobre el espectador. Erguido dentro de una pequeña plataforma, la luz se refleja repetidamente sobre las superficies espejo para crear la ilusión de espacio infinito.

Nueva York: 1957–1972

Después de haber vivido en Tokio y Francia, Kusama dejó Japón a la edad de 27 años para ir a Estados Unidos. En 1957 se mudó a Seattle, donde exhibió sus pinturas en la galería Zoe Dusanne. ​ Se quedó allí un año10​ antes de mudarse a la Ciudad de Nueva York, como lo decía su correspondencia con Georgia O’Keeffe donde expresaba su interés por unirse a los reflectores de la ciudad y pedía consejos a O’Keefe.  Durante su estancia en Estados Unidos, se granjeó reputación como líder en el movimiento avant-garde. En 1961 se instaló en su estudio en el mismo edificio que Donald Judd y de la escultora Eva Hesse; Hesse se convirtió en un amiga cercana de la artista. Kusama fue enormemente productiva en los años que siguieron y en 1966 experimentó con instalaciones independientes del tamaño de cuartos que incorporaban espejos, luces y música. Kusama consideraba a Judd y a Joseph Cornell como sus amigos y apoyo. Sin embargo, no recibía ganancias monetarias con su trabajo. Por esta época fue hospitalizada frecuentemente por exceso de trabajo, y O’Keeffe convenció a su propio marchante de comprar varias piezas para ayudar económicamente a Kusama.

 

Kusama organizó happenings en lugares como Central Park y el Puente de Brooklyn, donde involucraba frecuentemente la denudez, además de estar diseñados como protesta contra la Guerra de Vietnam. En uno de ellos escribió una carta pública dirigida a Richard Nixon ofreciéndole sexo vigoroso a cambio de acabar con la guerra de Vietnam.  Entre 1967 y 1969 se concentró en performances realizadas con la mayor cantidad de publicidad posible, en los que Kusama pintaba a participantes desnudos con lunares, como en la «Gran Orgía para Despertar a los Muertos» en el MoMA en 1969, que tuvo lugar en el Jardín de las Esculturas del Museo de Arte Moderno de Nueva York.9​ En 1968, Kusama presidió el happening «Boda Homosexual» en la Iglesia de la Autodestrucción en la calle 33 Walker en Nueva York donde actuó junto con Fleetwood Mac y Country Joe and the Fish en Fillmore East, Nueva York.14​ Abrió estudios de pintura al desnudo y un club social gay llamado Kusama ’Omophile Kompany (kok) (Komañía omófila de Kusama (kok)).

 

En 1966, Kusama participó por primera vez en la Bienal de Venecia número 33. Su «Jardín de Narciso» constaba de cientos de esferas espejadas situadas en el exterior en lo que ella llamaba «alfombra cinética». Tan pronto como esta obra fue instalada en el pasto fuera del pabellón italiano, Kusama vestida con un kimono dorado, comenzó a vender cada esfera en $2 dólares, hasta que los organizadores de la Bienal pusieron fin a su «negocio».15​ Probablemente, uno de los trabajos más notorios de Kusama es el «Jardín de Narciso» debido a la promoción de la artista en los medios, ya que fue una oportunidad para ofrecer una crítica de la mecanización y comercialización del mercado del arte. Varias versiones del «Jardín de Narciso» han sido presentadas mundialmente en diferentes localidades como Le Consortium, Dijon, en el 2000; Kunstverein Braunschweig, en el 2003; como parte del Whitney Biennial en Central Park, en el 2004; y en el Jardin de Tuileries en París, en el 2010.

 

Kusama tuvo una relación sin mantener relaciones sexuales con el artista americano Joseph Cornell, el único apego amoroso de Kusama hasta la fecha.

Regreso a Japón: 1973–presente

 

En 1973, Kusama regresó a Japón con mala salud; ahí comenzó a escribir novelas, historias cortas y poesía muy viscerales y surrealistas. Kusama se internó en el Hospital Seiwa para Enfermos Mentales y finalmente se convirtió en un residente permanente. Desde entonces, vive en el hospital por elección propia. El estudio donde continúa produciendo obras desde mediados de la década de 1970 está muy cerca del hospital en Shinjuku (Tokio). ​ A Kusama se le cita frecuentemente diciendo: «Si no fuera por el arte, yo me habría quitado la vida hace mucho tiempo.» Ella continuó pintando, pero con pintura acrílica muy pigmentada sobre lienzo a gran escala. ​Kusama dijo sobre su pintura titulada «Flores (D.S.P.S.)» de 1954,

Un día estaba viendo el patrón de flores rojas de un mantel en la mesa, y cuando miré hacía arriba vi el mismo patrón cubriendo el techo, las ventanas y finalmente sobre todo el cuarto, mi cuerpo y el universo. Sentí como si me hubiera empezado a autodestruir, a dar vueltas en el infinito del tiempo y lo absoluto del espacio, mientras me reducía a una nada. Cuando me di cuenta que estaba sucediendo realmente y no sólo en mi imaginación, me asusté. Sabía que tenía que huir amenazada de ser privada de mi vida por el hechizo de las flores rojas. Subí las escaleras corriendo con desesperación. Los peldaños debajo de mí comenzaron a desmoronarse y me caí de las escaleras, torciéndome el tobillo.

El lunar tiene la forma del sol, que es símbolo de la energía del mundo y de nuestra vida, y tiene también la forma de la luna, que es la quietud. Los lunares no pueden estar solos, como sucede con la vida comunicativa de la gente, dos o tres o más lunares llevan al movimiento. Nuestra tierra es sólo un lunar entre los millones de estrellas del cosmos. Los lunares son un camino al infinito. Cuando borramos la naturaleza y nuestros cuerpos con lunares, nos integramos a la unidad de nuestro entorno. Nos volvemos parte de la eternidad.

Los puntos son sólidos e infinitos. Son una forma de vida. Sol, luna, estrellas son cientos de millones de puntos. Cada ser humano es también un punto. Los puntos no pueden existir por sí mismos, solo pueden existir cuando se reúnen unos con otros. Admiro completamente su infinitud y estoy profundamente conmovida por la grandiosa presencia del universo, que está lleno de un poder misterioso. Me siento feliz cuando realizo mis obras, cuando escribo poesía y pinto cuadros. También me siento feliz cuando contemplo el cielo azul, observo el mar abierto o conozco personas maravillosas. Agradezco el momento en el que siento que puedo aportar algo a la sociedad y puedo comprometerme con ella como artista

Sus pinturas orgánicas abstractas de uno o dos colores (las «redes Infinitas») que comenzó al llegar a Nueva York, se ganaban comparaciones con el trabajo de Jackson Pollock, Mark Rothko, y Barnett Newman. Cuando ella se fue de Nueva York, se volvió una artista olvidada hasta finales de las décadas de 1980 y 1990, cuando algunas retrospectivas revivieron el interés internacional. Seguido del éxito del pabellón japonés en el Bienal de Venecia en 1993, un cuarto brillante lleno de pequeñas esculturas de calabazas en el cual ella estuvo presente vestida con un traje de mago del mismo color que el cuarto, Kusama prosiguió a producir una gran escultura de una calabaza amarilla cubierta con un patrón óptico de lunares negros. La calabaza representaba a la artista como su alter-ego o autorretrato.​ La instalación de Kusama Aquí estoy, pero nada» (2000–2008) es un cuarto amoblado de manera simple con una mesa puesta, sillas, botellas, sillones y alfombras, sin embargo las paredes están tatuadas con cientos de lunares fluorescentes que brillan en la luz ultravioleta. El resultado es un espacio infinito donde el ser y todo en el cuarto es destruido. La obra de varias partes Guidepost to the New Space es una serie de protuberancias redondeados de color rojo vibrante con lunares blancos, fue expuesta en el Lago Pandanus.

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